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martes, 3 de mayo de 2011

La Supuesta Muerte de Osama bin laden

Muerte de Osama bin Laden

La muerte de Osama bin Laden ocurrió el día 1 de mayo de 2011,durante la Operación Gerónimo, cuando unidades de élite de las fuerzas militares de EE.UU abatieron a Osama bin Laden en el transcurso de un tiroteo en Abbottabad, Pakistán. El presidente Barack Obama informó públicamente la noche del 1 de mayo de que Bin Laden fue asesinado por un pequeño equipo de operaciones especiales.
La operación, cuyo nombre en clave fue Operación Gerónimo, fue llevada a cabo por unidades del Grupo de Desarrollo Naval de Actividades Bélicas Especiales (unidad de élite del SEAL) bajo el Mando de Operaciones Especiales de los Estados Unidos, en coordinación con la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Las autoridades pakistaníes confirmaron que Bin Laden murió en Pakistán en un enfrentamiento con militares de EE.UU.
Según informó la Administración Obama, el cuerpo de Bin Laden fue arrojado al mar tras comprobar, mediante pruebas de ADN, que efectivamente se trataba del fugitivo.

Operación

Preparativos

Los servicios secretos de Estados Unidos seguían la pista del kuwaití Abu Ahmmad desde 2007 cuyo seudónimo había sido revelado por detenidos de la cárcel de Guantánamo como uno de los hombres de confianza de Bin Laden. Tras unos meses de investigación a comienzos de 2011 cuando la inteligencia estadounidense consideró seriamente la teoría de que Bin Laden se encontraba en ese país. Desde entonces, el presidente Barack Obama mantuvo cinco reuniones (desde medidados de marzo hasta finales de abril) con miembros del Consejo de Seguridad Nacional para decidir la estrategia y perfilar un plan.
Los dos últimos encuentros tuvieron lugar el 19 y el 28 de abril de 2011. Al día siguiente, el viernes 29, el presidente Obama dio la orden para iniciar la misión, que tenía la finalidad de capturar al líder de Al Qaeda.

Detalles de la operación

Sobre la 1:00 de la madrugada del 2 de mayo (hora local de Pakistán, 20:00 h. del 1 de mayo UTC), un pequeño grupo de comandos de élite del SEAL estadounidense condujo la operación, en la que, tras un intercambio de fuego, se hizo con el cuerpo del terrorista en la localidad de Abbottabad, al norte del país.
La fuerza de asalto estuvo en tierra menos de 40 minutos y la operación estuvo supervisada en tiempo real por el director de la CIA, Leon Panetta, y otros altos cargos de los servicios de Inteligencia desde una sala de conferencias en la sede de la CIA, en Langley (Virginia) según los responsables de la operación.
En la misma murieron cinco personas, incluido Bin Laden: cuatro hombres y una mujer, según fuentes de la administración norteamericana. El diario The Washington Post indicó que durante el ataque se perdió un helicóptero estadounidense debido a un fallo mecánico. "El helicóptero fue destruido por la tripulación", aseguró un oficial estadounidense. El propio Obama aseguró que ningún militar estadounidense falleció ni resultó herido.

Anuncio de Barack Obama
President Obama on Death of Osama bin Laden.ogv
El presidente Obama informando sobre la operación que concluyó con la muerte de Osama bin Laden.


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Fuentes del Congreso informadas por la Casa Blanca y citadas por los medios estadounidenses indicaron que Bin Laden murió de un disparo en la cabeza, concretamente en su ojo izquierdo, mientras se resistía con armas a su captura.Horas después, se informó de que las autoridades estadounidenses no tenían intención de capturar vivo a Bin Laden, según manifestaron a las agencias de prensa miembros de la seguridad nacional de EE UU.También se revelaron informaciones que indican que Bin Laden habría utilizado a una mujer (posiblemente una de sus esposas) como escudo humano en el momento de ser abatido, y por eso ella también habría muerto.
El recinto en el que fue localizado Bin Laden se encontraba en un enclave turístico a poco más de una hora en coche de Islamabad. El asalto al complejo, de tres plantas, se realizó con helicópteros. El edificio en cuestión era ocho veces más grande que las casas cercanas; tenía muros de entre 3,6 y 5,5 metros de altura coronados por alambre de espino. La vivienda contaba con muros internos y dos puertas de seguridad que restringían el acceso. Pocas de las ventanas daban para el exterior y la terraza contaba con un muro de 2,1 metros de alto. La propiedad estaba valorada en aproximadamente un millón de dólares pero no disponía de teléfono ni servicio de Internet.
Dentro vivían tres familias, incluido Bin Laden. En la operación antiterrorista, murieron con él un hijo mayor de edad, una mujer no identificada y dos hombres, identificados como un correo de Al Qaeda -uno de los pocos en los que confíaba Bin Laden, el que le mantenía en contacto con el exterior- y su hermano.

Destino del cuerpo de Osama bin Laden

Osama bin Laden participó en la resistencia contra el pequeño grupo de estadounidenses, hasta que éstos finalmente le dieron muerte con un disparo a la cabeza. Los estadounidenses se apoderaron del cuerpo de Bin Laden después del tiroteo, lo llevaron de vuelta a Afganistán en helicóptero y confirmaron su identidad, haciendo comparaciones con las muestras de ADN tomadas del cerebro de una hermana de Bin Laden muerta en Estados Unidos de cáncer.
Su cuerpo, fue trasladado al portaaviones USS Carl Vinson, donde tras celebrase un funeral según los ritos islamicos, fue sepultado en el mar. Un funcionario de EE.UU. informó que el cadáver fue arrojado al mar a las 02:00 AM, hora de Washington DC.

Reacciones

En Estados Unidos

Minutos después del anuncio de su muerte, multitudes se reunieron espontáneamente para celebrar la noticia en lugares como la Casa Blanca, Times Square, el Pentágono y la Zona Cero.

Reacciones internacionales

  •  El portavoz de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, indicó que la muerte de Osama Bin Laden «no sea ocasión para un crecimiento ulterior del odio, sino de la paz ... [Bin Laden ha tenido] la gravísima responsabilidad de difundir división y odio entre los pueblos, causando la muerte de innumerables personas y de instrumentalizar las religiones con este fin. Ante la muerte de un hombre, un cristiano no se alegra nunca aunque sí debe reflexionar sobre las responsabilidades de cada uno ante Dios y ante los hombres».

EE UU anuncia que "sepultó" el cuerpo de Bin Laden en el mar

La religión islámica establece el entierro como única forma de sepultura

El islam solo reconoce el entierro de un cadáver en tierra firme. El cuerpo de Bin Laden ha sido "enterrado en el mar a las 24 horas de fallecer y respetando las tradiciones islámicas y tras consultar a expertos", según ha explicado en rueda de prensa John Brennan, asesor de seguridad estadounidense, que no ha querido dar más detalles sobre este asunto.
La universidad egipcia de Al Azhar, una de las instituciones más reputadas dentro del islam suní, rama a la que pertenecía Bin Laden, se ha mostrado contraria al modo de proceder de EE UU. "Si es verdad que han tirado el cuerpo al mar, el islam es del todo contrario", ha declarado a la agencia AFP Mahmoud Azab, consejero del gran imam de la institución, Ahmad al Tayeb. "El cuerpo tiene una cierta dignidad, ya sea le de una persona asesinada o muerta de manera natural. Hay que respetar el cuerpo de un ser humano, creyente o no, musulmán o no", ha insistido.
"La manera por la que se han desecho del cuerpo de Bin Laden va a generar problemas, por las formas, sobre todo porque va a dar pábulo a los grupos más radicales para dudar de la operación", asegura Javier Martín, corresponsal en Teherán de la agencia EFE y experto en el mundo islámico. "Si no muestran al menos las imágenes del cadáver, estos grupos van a explotar esas dudas", dice Martín en conexión telefónica desde Irán.
La referencia más próxima a un enemigo exhibido por EE UU para verificar su muerte fue el ahorcamiento de Sadam Hussein por parte del Gobierno iraquí, pero sobre todo la muerte de sus hijos en una operación militar, que fueron mostrados para que no hubiera ninguna duda sobre su fin. "Las diferencias con Bin Laden son grandes", continúa Martín. "Bin Laden no era el presidente de una nación, ni ha muerto en su tierra. Era un apátrida, de origen yemení, criado en Arabia Saudi, con un periplo entre otros países por Sudán, Pakistán y Afganistán".
"Encontrar a un país que quisiera aceptar los restos del terrorista más buscado hubiese sido muy dificultoso y por eso se ha decidido lanzar al mar", reconocen fuentes de la administración Obama citadas por la agencia AP. EE UU ofreció a Arabia Saudi el cadáver del líder de Al Qaeda, pero las autoridades de Riad (que le habían retirado la ciudadanía años atrás) se negaron a darle sepultura en su territorio.
"Honrar al difunto es acelerar su entierro", es el dicho del profeta Mahoma (hadiz) que marca el entierro en el islam. EE UU se ha agarrado a este precepto para desembarazarse del cuerpo de Bin Laden con tanta celeridad, pero sin darle la sepultura que marcan los ritos islámicos.
El cadáver de un musulmán ha de ser purificado por un hombre mayor de edad y en pleno uso de sus facultades mentales. Una oración marca el inicio del rito de la ablución. Cada una de ramas y tradiciones del islam realizan este paso con distintas variantes. Una vez lavado el cuerpo, se envuelve en una tela a modo de sudario, y se celebra la llamada oración del difunto. No hay distinción ni honores, y el rito es siempre igual para todos los difuntos sin excepción, por muy héroe o villano que fuera. Si el cadáver no ha sido localizado o no hay restos, pero hay constancia de la muerte, se celebra la llamada oración del ausente. El entierro se realiza sin ataúd, en contacto directo con la tierra y con la cabeza orientada hacia la Meca. El islam solo permite arrojar un cadáver al mar si la muerte se produce en alta mar y lejos de puerto.
Si los seguidores de Bin Laden lo consideran un shaid (mártir) por haber muerto en la yihad a manos de enemigos no musulmanes, los preceptos musulmanes establecen que no es necesario la purificación del cuerpo ni la oración del difunto, porque le considerarían a todos los efectos como vivo. Simplemente se entierra su cuerpo, pero nunca se le arrojaría al mar.
"El modo con el ha actuado EE UU tiene su lógica, porque se ha perseguido no tener un lugar para el peregrinaje de todos esos grupos radicales, que consideran a Bin Laden un cheik (autoridad)", prosigue Javier Martín. "Podían haber optado por enterrarle en un lugar secreto, pero siempre habría un lugar de referencia", concluye.
Bin Laden pertenecía al wahabismo, una de las ramas más estrictas y radicales del islam y que precisamente va en contra del peregrinaje a las sepulturas. De hecho, los talibanes, en la órbita ideológica de Al Qaeda, cometieron un atentado el pasado mes de abril contra una romería a la tumba de un santón.

Los yemeníes, divididos ante la muerte de Bin Laden

La noticia de la muerte de Osama Bin Laden tardó en extenderse por el zoco de la Ciudad Vieja de Saná. Una vez informados, los yemeníes reaccionaban de forma distinta según sus simpatías. Como en el resto del mundo islámico, las opiniones estaban divididas entre quienes le consideran un mártir y quienes pensaban en las víctimas que causó. Pero todos coincidían en que su muerte no acaba ni con Al Qaeda ni con el terrorismo. Ahora temen la venganza de sus secuaces.
"Osama es un mártir de la guerra santa contra los americanos y ya está en el paraíso", aseguraba Ahmad al Sayadi, un vendedor de frutos secos de 55 años. En Yemen, como en buena parte del mundo árabe, Bin Laden es Osama porque lo habitual es dirigirse a las personas por su nombre, no por su apellido. Para Al Sayadi, no cabía duda de que el líder de Al Qaeda había "luchado por el islam". Por eso se mostraba convencido de que los responsables de su muerte "irán al infierno".
Pero aunque muchos yemeníes compartan esa opinión y una de las ramas más activas de Al Qaeda haya arraigado en Yemen, no hay en absoluto unanimidad. El país desde el que hace setenta años salió el padre de Bin Laden con destino a Arabia Saudí, siempre ha estado dividido al respecto. También son numerosos los que como Abdu Mohamed, un maestro de 37 años, consideran que la muerte del terrorista "es una gran victoria para los países que han sufrido tantas víctimas por sus actividades".
De la misma opinión es Nasr Mohsen Saber, un ingeniero eléctrico de 25 años, procedente de Maareb, una de las regiones más afectadas por la penetración de Al Qaeda en la Península Arábiga. Nasr, que pertenece a los Beni Jabr, una de las familias tribales de la zona, niega además que los yemeníes tengan una especial simpatía por los terroristas.
"Su presencia entre nosotros la plantó el régimen [de Ali Abdalá Saleh] hace diez años, para reprimir las protestas de los yemeníes y garantizarse la ayuda económica de Estados Unidos y Europa", explica. "Conozco gente que es de Al Qaeda, pero que en realidad trabajan para los servicios secretos", declara en la plaza de la Universidad, donde se ha unido al movimiento popular para derribar a Saleh. Nasr está convencido de que una vez que se vaya el presidente, Al Qaeda desaparecerá de Yemen.
Mughahed Saad, un jubilado de 60 años, tampoco tiene simpatías para Bin Laden. "Ha matado a muchos musulmanes. Si realmente fuera un +muyahid+ [el que hace la guerra santa], debiera haber ido a matar [soldados] estadounidenses a Irak y Afganistán, pero ha matado a más musulmanes que americanos y judíos", señalaba.
"Su muerte no pone fin a Al Qaeda", advierte no obstante Mohamed. "Ahora vendrá una etapa difícil porque sus simpatizantes van a querer vengar su muerte".
Otros, como Ghaleb Amr, restan importancia a la noticia. "No significa nada porque sus ideas ya se han extendido por el mundo", defiende este hombre de 50 años que ha venido al mercado como cada día a hacer sus compras, una tarea que en Yemen recae en los hombres. Amr se muestra además escéptico con el momento elegido. "Los americanos ya lo tenían localizado y si han decidido matarle ahora debe de ser por intereses electorales", afirma.
"No me importa nada. Lo que me preocupa es la situación en nuestro país", señala por su parte Abdul Latif, un desempleado de 33 años, que resume un sentir muy extendido. Yemen atraviesa en la actualidad una grave crisis política que amenaza con sumir al país en una nueva guerra civil. "Con o sin Osama, Al Qaeda va a seguir actuando", concluye Abdul Latif.

Un asalto de 40 minutos en un barrio de lujo

La muerte de Bin Laden no solo termina con el principal autor intelectual del 11-S, sino que se descabeza al terrorismo islámico

"Se ha hecho justicia", dijo Barack Obama al anunciar, al filo de la medianoche en Washington, que Osama Bin Laden, el líder de Al Qaeda y el inspirador del movimiento terrorista que ha tenido en jaque a Estados Unidos y el mundo durante más de una década, ha muerto en una acción militar norteamericana en Pakistán. Las fuerzas estadounidenses tienen la custodia de su cadáver.
Máxima expectación
El presidente Barack Obama, junto al vicepresidente Joe Biden (primero por la izquierda) y la secretaria de Estado estadounidense (segunda por la derecha), recibe un nuevo dato de la misión que tenía por objetivo acabar con Bin Laden. En la mesa de la sala, en la que también se encuentran varios miembros del equipo de seguridad nacional de Obama, se encuentra un documento clasificado que ha sido pixelado para evitar su divulgación.- PETE SOUZA (Casa Blanca).
"Estoy en condiciones de anunciar al mundo que una operación militar conducida por Estados Unidos ha conseguido matar a Bin Laden", declaró Obama desde la East Room de la Casa Blanca, sin duda una de las frases más importantes que pronuncia desde que es presidente, unas palabras que marcarán su gestión y que abren una nueva era en una guerra contra el terrorismo que ha consumido las energías de Estados Unidos y ha definido sus relaciones internacionales de forma decisiva. Con la caída de Bin Laden no solo se acaba con el principal autor intelectual del 11-S, sino que se descabeza al terrorismo islámico.
Obama informó que las primeras pistas que apuntaban hacia la localización de Bin Laden llegaron el mes de agosto de 2010, y que la semana pasada ordenó lanzar la operación de captura una vez comprobado que las pruebas de que se disponía sobre su situación eran concluyentes. Fuentes oficiales norteamericanos añadieron que el fundador y líder de Al Qaeda resultó muerto en una residencia situada en la ciudad de Abottabad, en Pakistán.
Aunque no se conocen aún todos los detalles de la operación, se ha informado que Bin Laden murió como consecuencia de los disparos realizados durante el asalto del comando norteamericano a una casa situada en un barrio de mansiones de lujo en el que viven varios oficiales retirados del Ejército paquistaní. La acción duró unos 40 minutos y participaron en ella únicamente miembros de las agencias de seguridad de Estados Unidos.
El comando norteamericano utilizó helicópteros para realizar el ataque y encontró poca resistencia. Algunos de los colaboradores de Bin Laden murieron junto a él, entre ellos uno de sus hijos. Ninguno de los estadounidenses que participaron en el ataque, al parecer dirigido por la CIA, resultó muerto o herido. Estados Unidos tan solo perdió un helicóptero, al parecer debido a problemas de carácter técnico. Obama afirmó que su país contó en esta misión con la cooperación de Pakistán, cuyo gobierno, dijo, comparte con el de Estados Unidos, la satisfacción por el resultado de la operación.
Los agentes que seguían la pista de Bin Laden disponían, aparentemente, de información procedente de alguno de los individuos que rodeaban al líder terrorista en los últimos días. La prueba última de que se encontraba en esa residencia horas antes del asalto fue la detección de un significativo volumen de mensajes hacia su interior. El espionaje norteamericano ha confirmado que esa residencia, en una ciudad de los alrededores de Islamabad, existe desde hace cinco años, aunque no conoce desde hacía cuánto tiempo estaba siendo utilizada por Bin Laden.
El anuncio de su muerte, que sorprendió a los norteamericanos en las últimas horas de una noche de domingo, supone una enorme reivindicación para los cientos de soldados norteamericanos que han perdido la vida estos años en la guerra contra el terrorismo y los miles que han participado en las campañas de Irak y Afganistán. Pero, especialmente, representa el momento más esperado por los familiares de los cerca de 3.000 muertos en los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, Washington y Pennsylvania. Varios grupos de personas, especialmente jóvenes, se concentraron anoche frente a la Casa Blanca para cantar el himno nacional y celebrar la noticia.
Obama advirtió que, probablemente, Al Qaeda seguirá intentando atacar a Estados Unidos después de la muerte de su líder. Pero es evidente que la desaparición del hombre que concibió esa red y tuvo la osadía de atacar los símbolos más claros del poder militar y económico de Estados Unidos -el Pentágono y las Torres Gemelas- significa un golpe moral para el entramado que justificaba el terrorismo en nombre de la defensa del Islam.
El presidente norteamericano insistió ayer en que Bin Laden no era un líder musulmán y en que Estados Unidos no está en guerra contra esa confesión religiosa. Es imprevisible, no obstante, las reacciones que la muerte de este personaje, un auténtico mito entre una corriente radical del pensamiento islámico, pueden provocar en el mundo. El Gobierno norteamericano puso en estado de alerta a todas sus embajadas ante el riesgo de que sean blanco de posibles represalias.
Obama mencionó en su intervención el nombre de George Bush, el presidente que primero declaró la caza de Bin Laden, misión a la que consagró su presidencia. No pudo, sin embargo, atraparlo cuando, poco después de la invasión de Afganistán, el líder de Al Qaeda se encontraba acorralado en las montañas de Tora-Bora, en ese país.
Desde aquel momento, Bin Laden consiguió huir a Pakistán, donde se cree que ha permanecido durante todo este tiempo protegido por sus secuaces y por los simpatizantes que Al Qaeda tiene en un territorio en el que el extremismo islámico ha crecido considerablemente en los últimos años.
Es difícil anticipar el impacto definitivo que la muerte de Bin Laden puede tener en el terrorismo internacional. Al Qaeda había evolucionado últimamente como una especie de franquicia de la que formaban parte distintos grupos extremistas unidos únicamente por su fanatismo y su odio a Estados Unidos. No se conoce hasta qué punto las órdenes de Bin Laden eran obedecidas por todo ese complejo entramado. Pero lo que sí es indudable es que su figura constituía, además de un banderín de enganche para nuevos terroristas, un punto de referencia que le daba coherencia y vitalidad a todo ese movimiento.
La muerte de Bin Laden, por otra parte, le da sentido, como recordó ayer Obama, a la guerra de Afganistán, de donde Estados Unidos empezará la retirada el próximo mes de julio sin que hasta ahora hubiera signos evidentes que hicieran sentir que ese esfuerzo militar había valido la pena.
Finalmente, la desaparición de Bin Laden es un momento crucial de la presidencia de Obama. Aunque su muerte es el fruto, seguramente, de muchos años de un meticuloso y silencioso esfuerzo de espionaje, Obama será el presidente que pasará a la historia como el que abatió al enemigo que más daño causó a Estados Unidos en su propio territorio continental en toda la historia.

El Vaticano pide que la muerte de Bin Laden no siembre más odio
 
El portavoz de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, ha declarado que el Vaticano espera que la muerte de Osama Bin Laden "no sea ocasión para un crecimiento ulterior del odio, sino de la paz".
Osama Bin Laden, ha destacado Lombardi, ha tenido "la gravísima responsabilidad de difundir división y odio entre los pueblos, causando la muerte de innumerables personas y de instrumentalizar las religiones con este fin".
El portavoz del Vaticano ha subrayado que "ante la muerte de un hombre, un cristiano no se alegra nunca" aunque ha reconocido que sí "reflexiona sobre las graves responsabilidades de cada uno ante Dios y ante los hombres".

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